JORGE MUNOZ FERNANDEZ
De clientes y ciudadanos
La lucha emprendida por ambientalistas como Amparo Bastidas, arquitecta que ha dedicado sus
esfuerzos a defender los bienes colectivos de la ciudad, es una tarea de incalculable valor ecológico, que no ha merecido la solidaridad de las autoridades encargadas de cumplir con la misión de trabajar por los intereses comunitarios.
Tratándose de la campaña en defensa de la ecología y la estética arquitectónica de la ciudad, uno concluye que los burócratas de Fonade trabajan en función de la relaciones Cliente- Estado y Cliente-Comunidad y no de la relaciones Estado-Ciudadano y Estado-Comunidad, como debería funcionar el Estado colombiano, si en verdad se tratara de un genuino Estado Social de Derecho.
Los grandes heliotropos del poder y sus aliados, se cuidan de mostrar los OBJETIVOS de FONADE, levantados sobre la categoría neoliberal “Cliente-Estado”, so pena de quedar desnudos en las audiencias populares, donde fungen como defensores del patrimonio nacional.
Porque resulta irónico y un tanto vulgar, si se habla del interés público, que sea el Estado colombiano el aparato que propicie antivalores contra los bienes tradicionales, como puede observarse en el arrogante discurso de la burocracia centralista, aupado con la mirada gacha de autoridades ajenas a la defensa de los derechos inalienables de sus conciudadanos.
Veamos, pues, como operan las contradicciones por los lados de FONADE. Mientras los defensores hablan en términos de ciudadanos, FONADE habla de
“clientes”, así como suena el vocablo, en su más cruda expresión empresarial, financiera y mercantil neoliberal.
Cliente, a la luz del Diccionario de la Real Academia Española tiene tres significados: “1.- Cliente. Persona que utiliza con asiduidad los servicios de un profesional o empresa. 2.- Parroquiano. Persona que acostumbra a ir a una misma tienda. 3. Persona que esta bajo la protección o tutela de otra.” Obviamente, los ambientalistas, la Junta Pro-Semana Santa y la comunidad payanesa, por su cultura humanística, solidaria e intereses colectivos, no pueden coincidir con Fonade, Decreto 2168 de 1.992, que en lo atinente a su misión y objetivos dice textualmente:
“FONADE tiene como objetivos…los siguientes: Satisfacción del cliente”. … y, “consolidar una cultura de servicio al cliente, tanto interno como
externo, a partir de la creación de conciencia en cada funcionario de FONADE acerca del conocimiento y apropiamiento de las necesidades y expectativas de nuestros clientes como fin último de nuestra actividad”.
Como vemos, allí estriba la razón y la supuesta testarudez de los expertos de Fonade. Su obligación es la de mirar a los ciudadanos como “parroquianos” y a los municipios y ciudadanos como “clientes”. Fieles funcionarios al servicio de la mercadotecnia.
En ese terreno se libra la extraordinaria labor de los ecologistas caucanos y amantes del Parque Caldas, rostro de una identidad histórica que hoy pretende desfigurar “la filosofía del cliente”.
jorgemunozfernandez@hotmail.com
domingo, 2 de septiembre de 2007
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